Una postal de Suzuka

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Cercana a Nagoya, la cuarta metrópoli más poblada de Japón, y rodeada de abundante naturaleza, Suzuka también es conocida como la “ciudad industrial de verdor”, por su equilibrio entre la industria, el agro y distintas plantaciones arbóreas y florales. Por Sergio Núñez @F1SergioNez

La ciudad de Suzuka, sede del Gran Premio japonés en 25 de sus 29 ediciones ya disputadas, está en la principal isla nipona, Honshu -prefectura de Mie-, sobre la costa oriental del océano Pacífico, con el Golfo de Ise al este y la Cordillera de Suzuka al oeste. Circundada por una abundante naturaleza, también se destaca por su importante herencia histórico-religiosa, lo que se traduce en un constante peregrinar por sus templos.

Fundada en 1942 como un asentamiento militar a través de la fusión de dos ciudades y 12 aldeas, Suzuka tenía en esa época 52 mil habitantes. Pero a medida que fueron estableciéndose distintas empresas -principalmente, del rubro automotriz- pasó a ser uno de las urbes más industrializadas de la región del Golfo de Ise y hoy su población ronda los 200 residentes en un territorio de 194,67 km².

Además, sus fértiles tierras permiten cultivar arroz, producir té y plantar distintos tipos de árboles y flores, por lo que también se la conoce como la “ciudad industrial de verdor”. El árbol local es el olmo japonés, y la flor, la azalea, símbolos ambos de la riqueza natural de Suzuka. Este balance entre industria, agricultura y variadas plantaciones, más los esfuerzos por mejorar sus estándares tanto en lo cívico como en lo cultural, la han convertido en un sitio no sólo de vida activa sino también confortable.

Suzuka se halla a 500 kilómetros de Tokio, la capital y principal ciudad de Japón con más de 13 millones de habitantes, y a sólo 50 al suroeste de Nagoya, la cuarta urbe más populosa de la “Tierra del sol naciente”. Yokohama y Osaka, la segunda y tercera más pobladas, tampoco están lejos, por lo que si se dispone de tiempo, las distancias no son un obstáculo para visitar sus principales metópolis.

Viajar desde Nagoya sólo demanda una hora y media en coche, aunque el fin de semana del Gran Premio la carretera que conduce al autódromo de Suzuka suele estar bastante congestionada. Desde Tokio se puede llegar en el famoso Tren Bala hasta la estación Shiroko, y allí tomar un colectivo o un taxi hasta el circuito. Pero al regreso, si bien el transporte público está muy bien organizado, hay que tomarse con calma las largas filas para volver a la estación.

El trazado está en medio de un parque de diversiones construido para las familias de los trabajadores de la fábrica de Honda, que también es propietaria del autódromo. Si se tiene paciencia para hacer cola, sus grandes vueltas al mundo y montañas rusas son una verdadera tentación, sobre todo, la denominada Ferris, que ofrece una magnífica vista del predio. De lo contrario, se puede optar entre las exhibiciones de autos lujosos, pistas de hielo, campos de golf y piletas de natación.

Como todo Japón, el clima del Gran Premio es uno de los más civilizados del Mundial. Pero lejos de toda frialdad, el público vive la competencia con gran fervor, cuente o no con un piloto local. En eso han contribuido las 12 ocasiones en que la prueba nipona terminó definiendo el título de la F1 (todas en Suzuka, salvo la de 1976 celebrada en Fuji). Entre ellas, las legendarias y polémicas disputas entre Ayrton Senna y Alain Prost.


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