Una postal de Austin

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Llena de atractivos naturales y culturales, la capital tejana es considerada el Centro Mundial de la Música en Vivo y desde 2012 busca disipar la compleja relación de la F1 con el público yanquee. Por Sergio Núñez @F1SergioNez


Tras una larga aunque dubitativa relación con la F1, el Gran Premio de los Estados Unidos volvió a disputarse en 2012, a un lustro de la octava y última presentación de la categoría en Indianápolis. La vuelta, sin embargo, no fue en ninguno de los nueve trazados del país que ya lo habían albergado sino en el nuevo Circuito de las Américas, en Austin, Texas.

Antes de Indy, la especialidad había probado suerte en Sebring (1 vez), Riverside (1), Watkins Glen (20), Long Beach (8), Las Vegas (2), Detroit (7), Dallas (1) y Phoenix (3), El principal problema de esa compleja relación radica no sólo en el gusto automovilístico del público local, tan apegado al Nascar y la IndyCar, sino también en la reticencia de los organizadores yankees a pagarle a Bernie Ecclestone las cifrás que el jefe comercial de la “máxima” le exige a todos. Esto, sin olvidar la bochornosa carrera de 2005, en la que formaron parte apenas seis autos.

Motivos aparte, fue la capital y cuarta ciudad más grande del estado tejano quien, en definitiva, tomó el desafío de disipar el esquivo romance entre la F1 y los Estados Unidos. Por ahora, con buenos resultados; en parte, gracias a los atractivos de su joven circuito.

Con cerca de 843 mil habitantes en la urbe propiamente dicha y casi un millón más en la llamada área metropolitana, Austin está a 283 kilómetros al sur de Dallas, a 237 km al noroeste de Houston, otras dos orbes de Texas, y a 737 km al oeste de Nueva Orleáns, Luisiana; y debe su nombre a Stephen Austin, líder de la colonización anglosajona de la provincia mexicana de Texas a inicios del siglo XIX y figura clave de la independecia de Texas del país azteca.

Anexada a los Estados Unidos en 1845, luego de la Guerra de Secesión, la ciudad se halla en una zona de colinas, a orillas del Río Colorado, y tiene muchos lagos a su alrededor, incluyendo tres creados por la mano del hombre. Los lagos son el epicentro de distintas actividades acuáticas como la natación, el esquí acuático, la pesca y la navegación en botes y barcos. El Monte Bonnell, junto al lado Austin, es uno de sus puntos más altos, por lo que ofrece una excelente panorámica de toda la región.

Austin es además conocida como la Capital Mundial de Música en Vivo. En ese rubro, su corazón es la Calle Sexta, donde todos los días, a lo largo de siete cuadras, hay todo tipo de número musicales en medio de un clima bohemio extensivo a bares, restaurantes, clubes nocturnos, puestos de tatuajes y galerías de arte. Pero su impronta musical no se limita a esa arteria. Tanto que en Aeropuerto Internacional de Austin-Bergstrom, a ocho millas del centro, sobresale un Escenario de Música en Vivo donde actúan artistas locales.

En distintos momentos del año, Austin vibra también con acontecimientos como el Festival y Conferencia de Música del Sudoeste, la Convención de Eventos Interactivos y Películas del Sudoeste y el Rally de Motociclistas de la República de Texas. La capital tejana es además un impotante centro comercial, de convenciones, universitario y tecnológico-fabril, con producción de artículos como semiconductores y equipos electrónicos e informáticos.

Otros de sus atractivos son el edificio del Capitolio de piedra de arenisca, la Mansión de Gobernador de estilo griego, la Torre de la Universidad, el Museo Bob Bullock de la Historia de Texas, el Centro de Artes Escénicas y el Memorial Stadium. También el Centro de Flores Salvajes de Lady Bird Johnson, un jardín botánico dedicado a la flora y fauna nativa, y el Parque Metropolitano Zilker, que incluye la posibilidad de zambullirse en Barton Springs, una enorme piscina natural de piedra caliza que se nutre de fuentes subterráneas.

Pero la atracción más extraña de Austin es la colonia urbana de murciélagos más grande del mundo: un millón y medio de estos especímenes que vive bajo el Puente de la Avenida del
Congreso y que las noches de verano sale a cazar insectos. No por casualidad, una de las esculturas más famosas de la ciudad: es la de un enorme murciélago ubicado en Congreso Avenue y Barton Springs Route.


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