Circuito Gilles Villeneuve: un callejero veloz

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Inaugurado en 1978, el semipermanente de la Isla de Notre Dame tiene temibles muros y es muy exigente con frenos y motores. Por Sergio Núñez @F1SergioNez


En sus 45 ediciones, el Gran Premio de Canadá de F1 tuvo tres escenarios distintos. Inicialmente, como era habitual en los años ‘60 y ‘70, alternó entre Mosport y Mont Tremblant, para terminar recalando en el primero de ellos. Aunque éste recibió tantas críticas que en 1978 emigró al callejero montrealense de la Isla de Notre Dame, que en 1982 fue rebautizado Gilles Villeneuve, en homenaje al héroe local fallecido ese mismo año en las prácticas del GP de Bélgica.

Con cuatro tramos veloces combinados con horquillas, chicanas y violentas frenadas, la pista cuenta desde 2002 con 4.361 metros, 60 menos que entre 1996 y 2001, por lo que el total de vueltas en sentido horario pasó de 69 a 70, lo que completa 305,270 kilómetros.

Aunque urbano, el Gilles Villeneuve no es tan estresante como Mónaco, pero igual conlleva todo un reto para la concentración de los pilotos. Es que detrás de buena parte de sus 13 curvas -cinco a la izquierda y ocho a la derecha- acechan amenazantes muros que hay que pasar raspando sin que esas “caricias” acaben en un impacto. De hecho, uno de sus sectores más conocidos es el temible Muro de los Campeones, a la salida de la última chicana y donde en 1999 chocaron Damon Hill, Michael Schumacher y Jacques Villeneuve.

Más parecido al Albert Park de Melbourne que a Mónaco, es un semipermanente rápido y requiere de una sucesión de fuertes frenadas y aceleraciones, obligando a desacelerar de más de 300 kilómetros por hora a sólo 100 y a volver a pisar a fondo el acelerador.

Hay tres puntos donde se debe frenar bruscamente antes de acelerar al máximo a la salida de una curva. Esto exige muchísimo tanto a los frenos (su uso por giro equivale al 17%) como al motor, por lo que se necesita un impulsor muy potente, con mucho par a bajas revoluciones combinado con una buena tracción.

Dos datos confirman que el Gilles Villeneuve es básicamente un circuito de motor: que se va a fondo durante más del 60% de la vuelta y que se alcanza una de las velocidades más altas del calendario (337,7 kph en la qualy de 2014), lo que facilita los sobrepasos al final de las rectas. En ese sentido, los dos sectores habilitados para emplear el alerón trasero móvil (DRS) son el rectilíneo anterior o del Casino y el de meta.

Para lograr mayor velocidad, los corredores recurren a una carga aerodinámica entre baja y media, lo que sumado al poco agarre de la pista -similar al de Mónaco- justifica la elección de los neumáticos blandos (franja amarilla) y súper blandos (franja roja) de Pirelli. Pero como contrapartida, esa reducida aerodinamia ocasiona que las zonas lentas sean mucho más complicadas de transitar.

Si se quiere conseguir un buen tiempo, en el Gilles Villeneuve además hay que afrontar los pianitos con agresividad, aunque al mismo tiempo las sucesivas chicanas exigen estabilidad en los cambios rápidos de dirección. Eso obliga a encontrar un equilibrio entre una suspensión blanda que permita subirse a los pianos y una suspensión dura para las pocas curvas rápidas que tiene el dibujo.

Todas las plusmarcas corresponden a 2004. Ese año, con motores V10 atmosféricos de 3000 centímetros cúbicos, Ralf Schumacher hizo la pole con un Williams-BMW en 1m 12s 275/1000, su
hermano Michael ganó con Ferrari en 1h 28m 24s 803/1000 y el también ferrarista Rubens Barrichello marcó el récord de vuelta en 1m 13s 622/1000.

Ya con los V6 turbo de 1600 cc, en 2014 la pole fue para Nico Rosberg (Mercedes) con 1m 14s 847/1000, la victoria para Daniel Ricciardo (Red Bull-Renault) en 1h 39m 12s 830/1000 y el giro más veloz en carrera para Felipe Massa (Williams-Mercedes) con 1m 18s 504/1000.



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