Silverstone, un pueblo que respira F1

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Cuna de la categoría máxima, esta apacible villa de la campiña británica cambia su habitual fisonomía para vivir la especialidad como pocas sedes del Mundial. Por Sergio Núñez @F1SergioNez.

Pocos pueblos o ciudades tienen tanta ligazón con la F1 como Silverstone. Lo confirma el hecho que su circuito -del mismo nombre que la villa- fue casa del Gran Premio británico en 50 oportunidades. La primera, en 1948, dos años antes de la inauguración del primer Mundial de la especialidad, que empezó también en Silverstone, en 1950. Motivos por los que la “Máxima” es para los lugareños casi tan natural como el verde de sus campiñas.

Silverstone es un pequeño y apacible poblado -algo más de cinco mil habitantes- del distrito de South Northampton, en el condado de Northampton, a 122 kilómetros al noroeste de Londres, la cautivante capital del Reino Unido. Sin embargo, el fin de semana del GP, esa tranquilidad se ve alterada por el arribo de miles de fans dispuestos a disfrutar de las distintas actividades programadas para la ocasión.

Tan variado es el programa que hay desde números musicales hasta karts eléctricos para niños, pasando por shows de acrobacia en bicicleta, competencias de segway y torneos de baile. En torno al trazado se montan también más de 150 puestos con abundante merchandising, variada comida (como hamburguesas fideos y nachos) y bebida (desde cerveza hasta champán).

Pero si algo distingue a Silverstone los días del GP -además de las carreras automovilísticas, claro está- son los helicópteros. No sólo porque varias empresas ofrecen ir y volver del circuito en ese tipo de aeronaves sino porque hay vuelos de placer para recorrer la pista desde el aire. Tanto que el paisaje aéreo nada tiene que envidarle a algunas escenas de Apocalipsis Now.

Lógicamente, también se puede llegar en auto, opción más recomendable en los últimos años, ya que las mejoras en la carretera que lleva al pueblo aliviaron drásticamente el tránsito. En tren, las estaciones más cercanas son Northampton (28,5 kilómetros), Banbury (29 km) y Milton Keynes (34 km), desde donde se puede tomar un autobus.

La hotelería no abunda, pero reservando con bastante antelación se puede conseguir lugar en el Hotel Whittlebury, adyacente a la pista, con spa y gimnasio. De lo contrario, están los bed & breakfast y hoteles de ciudades cercanas como Towcester, Buckingham o Northampton.

Para quienes gustan de la vida al aire libre, en cambio, están los campamentos próximos al circuito, aunque hay que rogar que las habituales lluvias no arruinen los asados de cerdo ni el clima festivo que allí impera. Los hay gratuitos y pagos, con duchas privadas, restaurantes y hasta carpas-disco el viernes y sábado.


Los pubs del casco urbano más concurridos por los fans de la F1 son The Green Man y The Royal Oak. Pero si se quiere algo más sofisticado, hay que ir hasta Norhampton. Por ejemplo, al Hotel Tree Lime, a Stratford-upon-Avon, a The Oppositions o a Boathouse, que tiene una bella vista al río.


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