Suzuka, un mix de industria y verdor

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Circundada por abundante naturaleza, la ciudad sede del Gran Premio nipón de F1 es también llamada la “ciudad industrial de verdor” por su equilibrio entre industria, agro y variadas plantaciones. Por Sergio Núñez @F1SergioNez


Casa del Gran Premio japonés de F1 en 26 de sus ya celebradas 30 ediciones, la ciudad de Suzuka está en la principal isla nipona, Honshu -prefectura de Mie-, sobre la costa oriental del océano Pacífico, con el Golfo de Ise al este y la Cordillera de Suzuka al oeste. Rodeada por una abundante naturaleza, también se destaca por su importante herencia histórico-religiosa, lo que se traduce en un constante peregrinar por sus templos.

Antiguo asentamiento militar a partir de la fusión de dos ciudades y 12 aldeas, Suzuka fue fundada en 1942, cuando sólo tenía 52 mil habitantes. Pero a medida que fueron estableciéndose distintas empresas -principalmente, del rubro automotriz- pasó a ser uno de las urbes más industrializadas de la región del Golfo de Ise y hoy su población ronda los 200 residentes en un territorio de 194,67 km².

Sus fértiles tierras además permiten el cultivo de arroz, la producción de té y la plantación de distintos tipos de árboles y flores, por lo que Suzuka es también conocida como la “ciudad industrial de verdor”. El árbol local es el olmo japonés, y la flor, la azalea, símbolos ambos de su riqueza natural. Esta mixtura entre industria, agricultura y variadas plantaciones, más los esfuerzos por mejorar sus estándares de vida, la han convertido en un sitio no sólo activo sino también confortable.

Suzuka se encuentra a 500 kilómetros de Tokio, la capital y principal metrópoli de Japón con más de 13 millones de habitantes, y a sólo 50 al suroeste de Nagoya, la cuarta urbe más populosa de la “tierra del sol naciente”. Yokohama y Osaka, la segunda y tercera más pobladas, tampoco están lejos, por lo que si se dispone de tiempo, las escasas distancias son una invitación para visitar esas grandes ciudades.

Ir de Nagoya a Suzuka demanda sólo una hora y media en coche, aunque el fin de semana del GP la carretera que conduce al autódromo suele estar bastante congestionada. Desde Tokio se puede llegar en el famoso Tren Bala hasta la estación Shiroko, y allí tomar un colectivo o un taxi hasta el circuito. Pero al regreso, si bien el transporte público está muy bien organizado, hay que tomarse con calma las largas filas para volver a la estación.

La pista de Suzuka está en medio de un parque de diversiones construido para las familias de los trabajadores de la fábrica de Honda, que también es propietaria del autódromo. Si no se sufre de vértigo y se tiene paciencia para hacer fila, sus grandes vueltas al mundo y montañas rusas son una tentación, sobre todo la denominada Ferris, que ofrece una magnífica vista del predio. De lo contrario, se puede optar entre las exhibiciones de autos lujosos, las pistas de hielo, los campos de golf y las piletas de natación.

Como Japón todo, el clima de su GP es uno de los más civilizados del Mundial. Pero lejos de cualquier frialdad, el público vive la competencia con gran fervor, cuente o no con un piloto local. En eso han contribuido las 12 ocasiones en que la prueba terminó definiendo el título de la F1 (todas en Suzuka, salvo la de 1976 corrida en Fuji). Entre ellas, las legendarias y polémicas disputas entre los colosales Ayrton Senna y Alain Prost.


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