Austin: tierra de vaqueros y música en vivo

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Antiguo territorio de cowboys, la capital tejana hoy es llamada el Centro Mundial de la Música en Vivo y desde 2012 busca disipar la compleja relación de la F1 con el público yanqui. Por Sergio Núñez @F1SergioNez


El Gran Premio de Estados Unidos se volvió a disputar en 2012, a un lustro de la octava y última presentación de la categoría en Indianápolis, tras una extensa aunque dubitativa relación con la F1. El regreso, sin embargo, no se concretó en ninguno de los nueve trazados que ya lo habían albergado sino en el nuevo Circuito de las Américas, en Austin, Texas, tierra de los legendarios vaqueros.

Antes del período en Indy comprendido entre 2000 y 2007, la especialidad había probado suerte en Sebring (1 vez), Riverside (1), Watkins Glen (20), Long Beach (8), Las Vegas (2), Detroit (7), Dallas (1) y Phoenix (3): No siempre bajo la denominación “GP de Estados Unidos”, ya que hubo años que se celebró más de una carrera; y sin contar las 500 Millas de Indianápolis de 1950 a 1960, que también integraron el Mundial de F1, pero sin la participación regular de los pilotos que disputaban el resto del calendario.

El principal problema de esa compleja relación radica no sólo en el gusto automovilístico del público yanqui, tan apegado al Nascar y la IndyCar, sino también en la reticencia de los organizadores locales a pagarle a Bernie Ecclestone las cifras que exige el jefe comercial de la “Máxima”. Esto, sin olvidar la bochornosa carrera de 2005, con apenas seis autos en pista.

Causas aparte, fue la capital y cuarta ciudad más grande del estado tejano quien hace tres años, en definitiva, tomó el desafío de disipar el dubitativo romance entre la F1 y el enorme país norteamericano. Hasta ahora, con buenos resultados, por los atractivos de su joven circuito (ver nota aparte).

Con aproximadamente 843 mil habitantes en la urbe propiamente dicha, Austin está a 283 kilómetros al sur de Dallas, a 237 km al noroeste de Houston, otras dos ciudades de Texas, y a 737 km al oeste de Nueva Orleáns, Luisiana. Y debe su nombre a Stephen Austin, líder de la colonización anglosajona de la provincia mexicana de Texas a inicios del siglo XIX y figura clave de la independencia de esa región del país azteca.

Anexada a Estados Unidos en 1845, luego de la Guerra de Secesión, Austin se halla en una zona de colinas, a orillas del Río Colorado, y tiene muchos lagos a su alrededor, incluyendo tres creados por la mano del hombre. Los lagos son el epicentro de distintas actividades acuáticas como la natación, el esquí acuático, la pesca y la navegación en botes y barcos. El Monte Bonnell, junto al lago Austin, es uno de sus puntos más altos, por lo que ofrece una excelente panorámica de toda la zona.

La ciudad, además, se autoproclamó la Capital Mundial de la Música en Vivo. En ese sentido, su corazón es la Calle Sexta, donde todos los días, a lo largo de varias cuadras, suena todo tipo de música -jazz, blues, rock, hip hop y obviamente, country- en medio de un clima bohemio que se hace extensivo a bares, restaurantes, clubes nocturnos, puestos de tatuajes y galerías de arte. Aunque su impronta musical no se limita a esa arteria. Tanto que en Aeropuerto Internacional de Austin-Bergstrom, a ocho millas del centro, hay un escenario de música en vivo donde tocan artistas locales.

En distintos momentos del año, la moderna Austin vibra también con acontecimientos como el Festival y Conferencia de Música del Sudoeste, la Convención de Eventos Interactivos y Películas del Sudoeste, así como el Rally de Motociclistas de la República de Texas. La capital tejana es además un importante centro comercial, de convenciones, universitario y tecnológico-fabril, con producción de artículos como semiconductores y equipos electrónicos e informáticos.
Otros de sus atractivos son el edificio del Capitolio de piedra de arenisca, la Mansión de Gobernador de estilo griego, la Torre de la Universidad, el Museo Bob Bullock de la Historia de Texas, el Centro de Artes Escénicas y el Memorial Stadium. También el Centro de Flores Salvajes de Lady Bird Johnson, un jardín botánico dedicado a la flora y fauna nativa, y el Parque Metropolitano Zilker, que incluye la posibilidad de zambullirse en Barton Springs, una enorme piscina natural de piedra caliza que se nutre de fuentes subterráneas.

Sin embargo, la atracción más curiosa de Austin es la colonia urbana de murciélagos más grande del mundo, conformada por el millón y medio de estos especímenes que vive bajo el Puente de la Avenida del Congreso y que las noches de verano sale a cazar insectos. No casualmente, una de las esculturas más famosas de la ciudad es la de un gran murciélago giratorio que los turistas observan con extrañeza. Incluidos quienes se acercan también con cierta reserva a ver qué es eso del Gran Circo de la F1.


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